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Capítulo 1: Cuando estalla una noticia de emergencia

Craig Silverman es un periodista emprendedor y el fundador y editor de Regret the Error (Arrepentirse del error), un blog del Poynter Institute sobre errores, precisión y verificación en los medios. También ha desarrollado un curso sobre verificación en la era digital para la Poynter News University. Ejerce como director de contenido para Spundge, plataforma que permite a los profesionales desarrollar y monetizar su experiencia a través del contenido. Anteriormente, Silverman ayudó al lanzamiento de OpenFile, una startup digital que proporciona noticias locales a seis ciudades canadienses. Es autor de "Regret The Error: How Media Mistakes Pollute the Press and Imperil Free Speech" (Arrepentirse del error: cómo las equivocaciones de los medios empañan la tarea de la Prensa y ponen en riesgo la libertad de expresión). Su trabajo ha sido reconocido por las siguientes instituciones: U.S. National Press Club, Mirror Awards, Crime Writers of Canada y National Magazine Awards (Canadá). Tuitea como @craigsilverman.

Rina Tsubaki lidera y gestiona las iniciativas "Verification Handbook" (Manual de verificación) y "Emergency Journalism" (Periodismo de emergencia) en el European Journalism Centre, en Países Bajos. Periodismo de emergencia aglutina recursos para los profesionales de la información que reportean en y acerca de situaciones volátiles en la era digital. Tsubaki es conferenciante habitual sobre estos asuntos en diversos foros públicos, incluyendo un encuentro de Naciones Unidas y el International Journalism Festival. Anteriormente, gestionó varios proyectos centrados en el rol de los ciudadanos en el cambiante panorama mediático; en 2011, fue autora principal del Internews Europe's report, informe sobre el papel desempeñado por la comunicación durante el terremoto de Japón en marzo de 2011. También ha escrito para Hokkaido Shimbun, diario regional de Japón. Tuitea como @wildflyingpanda.

“… Es necesario que los periodistas no den nunca nada por sentado, así como que realicen siempre comprobaciones cruzadas y verifiquen, si quieren seguir siendo considerados fuentes de información y noticias de confianza”. Santiago Lyon, vicepresidente y director de fotografía, The Associated Press.

Poco tiempo después de que un terremoto de magnitud 8.1 afectase al norte de India, empezó a circular el dato de que 4.000 edificios se habían derrumbado en una ciudad, ocasionando "innumerables muertes". Otros reportes decían que el principal edificio de una facultad y el Tribunal Superior de la región también se habían desmoronado.

Se produjo una situación similar cuando un terremoto de magnitud 9.0 golpeó el noreste de Japón. La gente empezó a escuchar que caería lluvia tóxica por una explosión en las instalaciones de la compañía de petróleo y que a las agencias humanitarias no les resultaba posible arrojar suministros desde el aire dentro del país.

Eran falsos rumores, todos y cada uno de ellos.

Es una verdad fundamental que los rumores y la desinformación acompañan a las situaciones de emergencia. ¿El terremoto en India? Ocurrió en 1934, mucho antes de que aparecieran Internet y los medios sociales. El terremoto de Japón sucedió en 2011.

Ambos movimientos de tierra derivaron en rumores porque la incertidumbre y la ansiedad -dos elementos centrales en crisis y situaciones de emergencia- llevan a la gente a inventar y repetir información cuestionable.

“En resumen, los rumores aparecen y se extienden cuando las personas están inseguras y ansiosas sobre un asunto de relevancia personal y cuando el rumor parece creíble dada la idiosincrasia de los involucrados en su difusión", escriben los autores de "Rumor Mills: The Social Impact of Rumor and Legend” (Fabricando rumores: el impacto social del rumor y la leyenda).

Un artículo de Psychology Today lo expresa de otra manera: “El temor alimenta el rumor. Cuanto más ansiedad colectiva manifiesta un grupo, más propenso será a iniciar el proceso de generación de rumores".

En el actual mundo conectado, también se distribuye información falsa y rumores intencionadamente; como una broma, para lograr más "me gusta" y más seguidores, o simplemente para provocar el pánico.

El resultado de todo ello es que el trabajo de verificación puede alcanzar una dificultad máxima precisamente en esas situaciones en las que facilitar información fiable es de importancia capital. En un desastre, ya sea por causas naturales o humanas, los riesgos de la inexactitud se amplifican. Y, literalmente, puede tratarse de un asunto de vida o muerte.

Aún así, entre el ruido y los bulos hay siempre una indicación clara que saca a la luz información valiosa, importante. Cuando un vuelo de US Airways se vio obligado a aterrizar en el río Hudson, un hombre que se encontraba en un ferry fue la fuente de esa imagen urgente, aclaradora, que sólo un transeúnte podía haber capturado en aquel momento:

Enlace original

Las personas que están sobre el terreno adquieren incluso más importancia en lugares donde los periodistas tienen poco o ningún acceso y las agencias de ayuda humanitaria no han sido capaces de operar. Hoy en día, estos testigos y participantes consiguen a menudo acceder a un teléfono para documentar y compartir lo que ven. Puede ser el pasajero de un barco que circula por el río o un hombre que acaba de escapar de un accidente aéreo, como en este ejemplo de 2013:

Para la provisión de información creíble y puntual, el público confía en fuentes oficiales tales como medios informativos, servicios de emergencia y agencias gubernamentales.

Pero al mismo tiempo estas organizaciones e instituciones miran cada vez más hacia el público, a la multitud, en busca de ayuda para obtener nueva información y otorgarle la perspectiva y contexto que requiere. Cuando funciona, este modo de proceder crea un círculo virtuoso: fuentes de información oficiales y consolidadas -agencias gubernamentales, ONG, medios informativos- proporcionan información crítica en momentos de necesidad, trabajando de cerca con las personas que, sobre el terreno, son las primeras en ver y documentar la emergencia.

Si quieren lograrlo, los periodistas y los profesionales de agencias humanitarias y de emergencia deben convertirse al empleo de medios sociales y otras fuentes para recopilar, triangular y verificar la información a menudo contradictoria que surge tras un desastre. Necesitan procedimientos comprobados, herramientas de confianza y técnicas ensayadas y demostradas. Sobre todo, han de disponer de todo lo anteriormente mencionado antes de que el desastre se produzca.

Un desastre no es momento para intentar verificar sobre la marcha. No es momento de idear cuáles son los estándares y rutinas para manejar información colaborativa. Pero eso es lo que muchas -demasiadas- redacciones y organizaciones hacen.

Afortunadamente, en los últimos años ha surgido una gran abundancia de herramientas, tecnologías y mejores prácticas que permiten a cualquiera dominar el nuevo arte de la verificación, y continuamente se desarrollan muchas más.

En realidad, se trata de conseguir la armonía entre dos elementos centrales: preparar, entrenar y coordinar a la gente por adelantado y durante una emergencia; y poner a su disposición el acceso y los recursos que les permitan beneficiarse al máximo de las herramientas siempre en evolución que pueden ayudarles con la verificación.

Combinar los factores humanos y tecnológicos con un sentido claro de la dirección que se sigue y de la diligencia necesaria es en última instancia lo que ayuda a acelerar y perfeccionar la verificación. Ciertamente, se trata de una combinación nueva, y el paisaje de herramientas y tecnologías puede cambiar rápidamente.

Este libro sintetiza los mejores consejos y experiencias recurriendo a la pericia de quienes lideran esta práctica en algunas de las organizaciones mediáticas, ONG, comunidades técnicas y de voluntarios más importantes del mundo, incluyendo Naciones Unidas. Ofrece guías, herramientas y procedimientos esenciales para ayudar a las organizaciones y a los profesionales a servir al público con información fiable y puntual cuando más se necesita.

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Es verdad que hasta los buenos profesionales se cuelan a menudo con mala información, y también que la tecnología puede llevarnos por el mal camino tanto como nos puede ayudar. Esto es incluso más cierto cuando hay mucha información moviéndose a un ritmo muy rápido, y cuando muchas redacciones y organizaciones carecen de programa y procedimientos formales de verificación.

“La cuestión de verificar y desmontar contenido colaborativo se basa mucho más en intuiciones periodísticas que en tecnología vistosa", ha escrito David Turner en un artículo de Nieman Reports sobre el User Generated Content Hub (Centro de Distribución de Contenido generado por el Usuario) de la BBC. "Aunque algunos llaman a esta nueva especialización periodística 'information forensics' (técnicas forenses aplicadas a la información), no hace falta ser un experto en nuevas tecnologías o tener aptitud especial para hacer y contestar las preguntas fundamentales que permiten juzgar si una escena es fingida o no".

Esta constatación de que no hay bala de plata ni test perfecto es el punto de partida para cualquier análisis sobre la verificación, así como para el ejercicio de facilitar información fiable tras un desastre. Requiere que los periodistas y todos los demás miren primero hacia los fundamentos de la verificación que han existido durante décadas y que nunca quedarán obsoletos.

En su capítulo, Steve Buttry se centra en una pregunta básica situada en el corazón de la verificación. Esta lista de fundamentos enlaza con ella:

  • Establece un plan y procedimientos antes de que suceda el desastre y la noticia de última hora.
  • Desarrolla las fuentes humanas.
  • Contacta con la gente, habla con ella.
  • Sé escéptico cuando algo parece, suena o resulta demasiado bueno para ser verdad.
  • Consulta a fuentes creíbles.
  • Familiarízate con los métodos de búsqueda e investigación y con las nuevas herramientas.
  • Comunícate y trabaja con otros profesionales: la verificación es un deporte de equipo.

Otra máxima que se ha añadido a la lista anterior en los últimos años es la de que cuando estés tratando de evaluar información -ya sea una imagen, tuit, vídeo u otro tipo de contenido- debes verificar la fuente y el contenido.

Cuando Associated Press convirtió a Fergus Bell en la persona que lideraría la creación y puesta en práctica de sus procedimientos para confirmar vídeos generados por el usuario, lo primero que él hizo fue mirar a las orientaciones sobre verificación que existen en la organización desde tiempos inmemoriales, más que atender a las nuevas herramientas y tecnologías.

“AP siempre ha tenido sus estándares y eso realmente no ha cambiado, era trabajando con esos estándares como íbamos a ser capaces de establecer específicamente flujos de trabajo y mejores prácticas para gestionar los medios sociales", dijo Bell. "AP siempre se ha esforzado en encontrar la fuente original de modo que se pueda hacer reporterismo a partir de ella. Y esa es la vía que seguimos siempre ante CGU" [Contenido Generado por el Usuario]. En la mayoría de los casos, no podemos verificar algo a menos que hablemos con la persona que lo creó".

A partir de estos fundamentos, las organizaciones pueden empezar a constituir un procedimiento fiable y que se pueda reproducir para verificar información en situaciones de emergencia. Verificar información en redes sociales, bien sobre afirmaciones de hechos, fotos o vídeo, resulta más fácil una vez que conoces tus estándares y sabes cómo aplicarlos.

Es entonces cuando se puede sacar el máximo partido a herramientas como los lectores de datos EXIF, las extensiones de análisis fotográfico, la búsqueda avanzada de Twitter, los identificadores de dominio Whois y los otros recursos apuntados en este libro.

Junto a ese kit de herramientas y a los estándares y procedimientos que indican cómo empleamos las herramientas, está también el elemento crítico del 'crowdsourcing' u obtención colaborativa de noticias: atraer al público al proceso y colaborar con él para asegurar que todos tenemos mejor información cuando más importa.

Andy Carvin, que recientemente abandonó su trabajo como responsable senior de Estrategia Social en NPR, es quizá el profesional más conocido y experimentado de la verificación de contenidos colaborativos. Ha dicho que la clave es trabajar con la gente para, como dice el lema de la NPR, "crear un público más informado".

“Cuando irrumpe una gran historia, no deberíamos usar los medios sociales solo para despachar los titulares más recientes o solicitar a la gente sus impresiones tras el hecho", dijo en un discurso clave en el International Journalism Festival. Continuó así:

"No deberíamos dejar de solicitar su ayuda ni siquiera al intentar cubrir una gran historia. Deberíamos ser más transparentes acerca de lo que sabemos y lo que no sabemos. Deberíamos atajar activamente los rumores que circulan en la Red. Más que pretender que no están circulando o que no son de nuestra incumbencia, deberíamos abordarlos de frente, retando al público a cuestionarlos, a escrutarlos, a entender de dónde pueden haber venido y por qué".

Este libro es una guía para ayudarnos a todos -periodistas, profesionales de la ayuda de emergencia, reporteros ciudadanos y cualquier otra persona- a obtener las habilidades y el conocimiento que nos permita colaborar durante los eventos críticos para separar las noticias del ruido, y en última instancia para mejorar la calidad de la información disponible en nuestra sociedad, cuando más importa.



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